Propiedades nutricionales de la trufa negra

Propiedades nutricionales de la trufa negra

La trufa se conoce desde el principio de nuestra era y  ha sido utilizada especialmente como recurso culinario. Desde la Antigüedad existen numerosas citas históricas en las que egipcios, romanos y griegos hacen referencia a la trufa atribuyéndole un alto valor gastronómico, además de  considerarla como  remedio natural con propiedades medicinales y afrodisíacas.

En distintos momentos de la historia, la trufa ha sido considerada como un elemento mágico y afrodisíaco, además de su importante valor en la cocina.

Sin embargo, no es hasta el siglo XVI cuando aparece el fundador de la gastronomía moderna (Brillat-Savarit), que es quien pone a la trufa en el lugar que se merece bautizándola como el diamante de la cocina“.

Las trufas tienen un contenido nutricional similar al de las setas. Destacan por su importante aporte de fibra, yodo, vitamina B2, potasio, hierro, vitamina B3, agua e hidratos de carbono.

Y al igual que todos los hongos, la trufa negra fresca es considerada el socio ideal de las dietas.

Propiedades de la trufa negra

Fibra en la trufa negra.

La trufa se usa en la cocina actual con frecuencia pero de forma moderada, siendo más un condimento, que un alimento en sí mismo, que mejorará los platos más simples, con un aporte de calorías muy bajo.

Un 20% de su peso está compuesto de fibra dietética, lo que contribuye a varios procesos metabólicos importantes, además de la sensación de saciedad, baja ingesta de calorías y ayuda en la pérdida de peso en las dietas alimenticias.

Yodo en la trufa negra.

Favorece el funcionamiento de los tejidos nerviosos y musculares, así como el sistema circulatorio.

Además, el yodo, colabora en el metabolismo de otros nutrientes, y juega un papel esencial en el adecuado desarrollo de la glándula tiroidea.

Vitamina B2 en la trufa negra.

Favorece la actividad oxigenadora intercelular, mejorando el estado de las células del sistema nervioso y colaborando en la regeneración de tejidos como piel, cabello, uñas y mucosas, y de forma especial en la integridad de la córnea, contribuyendo de esta manera a mejorar la salud visual.

Potasio en la trufa negra.

Junto con el sodio, se encarga de regular el balance ácido-base y la concentración de agua en sangre y tejidos.

Las concentraciones de estos dos elementos en el interior y exterior de las células de nuestro organismo, generan un potencial eléctrico que propicia las contracciones musculares y el impulso nervioso, con especial relevancia en la actividad cardíaca.

Hierro en la trufa negra.

Necesario para la síntesis de hemoglobina, colabora en la renovación de las células sanguíneas, posibilitando el transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los diferentes órganos, como los músculos, el hígado, el corazón o el cerebro, siendo el hierro indispensable en determinadas funciones de este último, como la capacidad de aprendizaje.

El hierro también incrementa la resistencia ante enfermedades reforzando las defensas frente a los microorganismos, y previene estados de fatiga o anemia.

Vitamina B3 en la trufa negra.

Interviene en el proceso de transformación de energía a partir de hidratos de carbono, proteínas y grasas.

Contribuye a relajar los vasos sanguíneos dotándoles de elasticidad, a estabilizar los niveles de glucosa y ácidos grasos en la sangre, y a reducir el colesterol secretado por el hígado.

Agua (60,00%) en la trufa negra.

Favorece la hidratación de nuestro organismo, al que debemos abastecer, incluyendo el consumo a través de los alimentos, con una cantidad de agua que oscila entre los 2,7 y los 3,7 litros, dependiendo de cada constitución, de la actividad física desarrollada, o exposición a fuentes de calor, circunstancias estas últimas donde las necesidades de consumo aumentan.

Hidratos de carbono en la trufa negra.

Aporte energético. Se estima que el 55-60% de la energía diaria que necesitamos debe provenir de carbohidratos, bien por la ingesta de alimentos ricos en almidón, bien por las reversas de glucógeno presentes en nuestro organismo.

Además, la principal energía que necesita el cerebro para funcionar es la glucosa, que encontramos en alimentos ricos en carbohidratos.

La Trufa Negra de Teruel tiene un aroma y un sabor intensos, por lo que se usa en pequeñas cantidades, y de hecho, se puede utilizar como otro condimento más en una receta. No obstante, las características organolépticas de la trufa pueden variar dependiendo del terreno en el que se desarrolle.

La trufa negra es un hongo sutil y evocador, su sabor delicado transforma la receta más sencilla en un plato  sofisticado y exquisito.

La historia de las trufas y sobre todo la de las trufas negras, entra en el tercer milenio con un futuro muy prometedor.

Lo que fue un manjar reservado solo a unos pocos a lo largo de la historia, hoy puede ser degustado por el conjunto de humanos que se desviven por el disfrute de los mejores frutos de la tierra.